jueves, 7 de febrero de 2013

Mi primer presidente

Días transcurridos: 22
Kilómetros recorridos: 3.642 


No sé ustedes, pero yo jamás había visto a un presidente. Por cosas del destino, en un pueblo llamado Chivay, perdido a más de tres mil metros de altura en el Valle del Colca, me topé con el señor comandante don Ollanta Humala. La visita fue sorpresiva y, más que ver al presidente, lo lindo fue ver a todo el pueblo conmocionado, vestido con sus trajes típicos y practicando sus danzas tradicionales. Pero, claro está, yo no estaba en Chivay para ver al susodicho comandante. Iba camino al Cañón del Colca, uno de los más altos del mundo, en el que, contaba la leyenda y los folletos turísticos, los cóndores iban a alimentarse. 

Antes de embarcarnos en la búsqueda del cóndor, habíamos parado en Arequipa, una linda ciudad colonial de paredes blancas y rocosas. A causa de un desafortunado tour por la campiña de Arequipa, no tuvimos tiempo de conocer la ciudad como habríamos querido. Pero, a las carreras, algo alcanzamos a ver, tomar y comer. A la mañana siguiente madrugamos entonces a ese tal Valle del Colca que tanto prometía.





Tras un día de ver asombrosos volcanes, mascar coca como locos y hasta bailar con los serranos, pasamos la noche en Chivay. Al día siguiente salimos muy temprano al cañón para ver algo…. Luego de casi una hora de espera mis esperanzas de ver al cóndor se habían agotado y pensaba conformarme con el hermoso paisaje ―y sí que es hermoso―, las  terrazas preincaicas y los enormes nevados que no dejaban de aparecer en el horizonte.



Pero, justo cuando empezábamos a caminar de vuelta al bus, lo vimos. Ahí estaba, volando con sus alas impresionantes, tan cerca como jamás lo había visto. Qué paz, qué silencio. Todos atónitos, mirándolo a unos metros de nuestras cabezas en esos cortos segundos que nos dio de dicha. Me disculpará don Ollanta, pero, en este caso al menos, el cóndor le ganó la partida.

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