sábado, 2 de marzo de 2013

Moscas

Días transcurridos: 49
Kilómetros recorridos: 7.601


Calor. Calor ardiente, sofocante. Pasos lentos, caminos sinuosos, olores tibios. Moscas, moscas y más moscas. Ahí estabas tú, roncando en la esquina de la cama blanda, demasiado blanda, que una mujer anciana nos había prestado para dormir esa noche. Yo te oía roncar y oía también al mosquito endemoniado que zumbaba a nuestro alrededor sin descanso. No podía dormir. La rasquiña y el calor eran muy intensos y los borrachos de afuera no daban tregua. Esa tarde habíamos comido cualquier cosa en el mercado local. Los pesos que nos quedaban costearon un almuerzo barato que ahora se quejaba entre mis tripas perezosas. Tú dormías impermeable a mis quejidos y yo, en vano, intentaba obligarte a compartir mis sufrimientos.

Hace casi cincuenta noches que dormimos juntos. No sé si la cifra sea o no significativa, pero yo jamás había dormido tantas noches con nadie. Siempre he dormido bien contigo y, al verte así, diría que opinas lo mismo. Tú tampoco habías hecho esto antes e imagino que para ti todo esto es igual de nuevo, igual de extraño. Ayer me decías que será confuso el día en que, de vuelta en casa, cada uno duerma en su cama. Seguro será triste no tenerte cerca, pero creo que, como todo en la vida, pronto aprenderemos a dormir solos otra vez. Eso me aterroriza; pensar que, en un parpadeo, volveré a aprender todo lo que con tanto esfuerzo he intentado desaprender aquí. Yo aún no sé qué es lo que quiero hacer conmigo ni si serás o no testigo de mi querer, sólo sé que lo que allá fui, lo que hice durante tantos años, no quiero repetirlo a mi regreso. No con esa misma pasividad autómata, al menos; no con la placidez del engaño fácil, como aquella con la que dormías, que bien sabe disfrazarse de seguridad, satisfacción y complacencia.

Finalmente los borrachos se fueron a dormir y solo tus ronquidos y el zumbar de la mosca infeliz permanecían intactos. ¿Cuántas noches más nos quedarán juntos? Ella solo sabía revolotear, posarse un instante sobre tu nariz y salir volando de nuevo.

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