viernes, 22 de marzo de 2013

Valpo

Días transcurridos: 68
Kilómetros recorridos: 9.325

Aquí nació Allende y Neruda vivió sus mejores años. Aquí se construyó el primer puerto de Chile y la primera iglesia protestante de Sudamérica. Aquí se vivieron los mejores años de la bonanza salitrera y aquí mismo, con la apertura del canal de Panamá y un fuerte sismo a principios de siglo, la ciudad entró en decadencia. Lo que muchos no saben es que aquí también, más allá de los palacios ruinosos y el puerto desolado, crece una ciudad otra; una ciudad pintoresca y vibrante que se agita en la cumbre de los cerros porteños. 


Valparaíso se camina mejor sin mapa; sus calles y callejones laberínticos confunden a cualquiera y, la verdad, jugar al cartógrafo resulta ser una gran pérdida de tiempo. Como aprendí a lo largo de mi visita, lo fascinante de la ciudad está en dejarse llevar por esos recovecos que no parecen conducir a ninguna parte. Seguro allí, en ese mismo caminar desolado e intrigante, algo insospechado aparecerá; algún lindo cafecito, una casa magnífica, un grafiti enorme; cualquier cosa sorprendente que hace de esta ciudad, de sus paredes de latón y sus colores brillantes, algo especial. 



Para los amigos del Turibus o aquellos que no gustan de las buenas caminatas inclinadas, Valpo no será la mejor opción. Mejor ir a Viña, el rincón que los adinerados porteños encontraron tras el terremoto de 1906 y en donde decidieron construir sus nuevos aposentos de millonarios. En mi opinión, nada que una visita a Boca Grande no pueda satisfacer y, definitivamente, nada comparado con esa ciudad en "decadencia" que Neruda amó y escribió desde su ventana. En conclusión, hay que venir y dormir en Valpo y a Viña...mejor ver el festival por televisión.

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