Hoy es día de año nuevo y desde la casa de mi madre en calientes tierras pereiranas celebraré el fin de un buen año y el comienzo de uno mejor. Después de varias lágrimas y alguno que otro episodio depresivo, logré cumplir con la mayoría de mis planes para el 2012. Así que, como diría mi hermana, "I'm on schedule" y más que lista para empezar un nuevo cronograma. Claro está que con suerte y si logro relajar mis maniáticas compulsiones, esta vez el plan será menos exigente y más feliz para mí y para todos :).
Supongo entonces que tener estríctos propósitos para el año que viene no tiene sentido en este momento y la única meta, tal vez, será no morir en el intento de perder por un rato —y solo por un rato— el control de la situación. No más madrugadas dementes ni lecturas eternas en la biblioteca; no más angustias por la sobrecarga laboral o porque boté alguna cosa importante que no debía; no más temor a la pérdida de tiempo ni culpabilidad ante la vagancia ocasional; y definitivamente no más pendientes estúpidos, afanes absurdos ni colon irritable (maldito colon irritable). Ya veremos si en medio del caos latinoamericano logro erradicar alguno de esos hábitos detestables...
Por lo pronto, un abrazo para todos y los mejores deseos para el año bogotano que les espera. Ojalá haga un poco más de sol, el trasporte público mejore, la ciudad no apeste y todos aprendan, en palabras de Petro, a autoregular el uso de sus vehículos particulares.
Escribiré pronto. ¡Ya tengo el tiquete en la mano!
¡¡Feliz año nuevo!!
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